Nace la primera bebé fruto de un útero trasplantado de donante fallecida

Nace la primera bebé fruto de un útero trasplantado de donante fallecida

Desde hace unas décadas, ni la edad, ni la baja reserva ovárica o de esperma, y ahora, ni si quiera la ausencia de una matriz son un impedimento para la maternidad. Los avances de la Medicina de los trasplantes se han puesto recientemente al servicio de la  reproducción humana, dado lugar a hitos médicos nunca antes imaginados.

Si bien no se trata del primer bebé nacido de un trasplante de útero (el primero nació de un intercambio entre pacientes vivos), la semana pasada conocíamos la noticia del nacimiento del primer ser humano, eso sí, por primera vez, fruto de una donante fallecida, en Brasil.

La niña, que ha pesado 2,5 kilos, vino al mundo el pasado 15 de diciembre de 2017 por cesárea y en la semana 35 de embarazo, como detalla el estudio, publicado en The Lancet.

Por su parte, la  madre y receptora de la cirugía, que tuvo lugar en septiembre de 2016, nació sin útero, debido al denominado síndrome de Mayer-Rokitansky-Küster-Hauser, una condición rara que afecta a 1 de cada 4.500 mujeres. Después de someterse a una FIV que dio lugar a ocho embriones, éstos fueron criogenizados y, tras comprobarse que el trasplante no daba lugar a ningún tipo de rechazo cinco semanas después, fueron implantados en la matriz ajena.

En cuanto a la donante, fue una mujer de 45 años que había muerto de una hemorragia en el cerebro producida por un ictus (lo que se conoce como hemorragia subaracnoidea). Sus venas, arterias, ligamentos y canales vaginales fueron conectados con los de la receptora, en una cirugía que duró más de 10 horas.

No es la primera vez que este tipo de intervención se realiza, aunque hasta ahora siempre se había realizado entre pacientes vivas. Se contabilizan 39 procedimientos como este, que han dado lugar a 11 partos exitosos.

Una donante fallecida implica notables ventajas

El primer trasplante de útero entre pacientes vivas tuvo lugar en 2013, y los detalles del parto posterior también fueron recogidos en su momento por The Lancet. La noticia de este nuevo nacimiento, en cambio, supone un hito aún mayor, por varias razones: además de que la intervención es más sencilla y rápida porque no hay que preocuparse de la salud de la donante, amplía la posibilidad de lograr embarazos en mujeres nacidas sin útero o que han tenido que someterse a su extirpación (por ejemplo, por un cáncer), dado que hay muchas más mujeres dispuestas a donar el suyo tras la muerte que durante la vida, como resalta el director de la reciente investigación, Dani Ejzenberg, médico del Hospital das Clínicas de la Universidad de São Paulo: “Los primeros trasplantes de útero fueron un hito médico. No obstante, la necesidad de un donante vivo es una limitación importante”.

Por tanto, aumentar la investigación en más procedimientos de este tipo permitirá minimizar los riesgos para la paciente receptora y, por supuesto, aumentar la tasa de nacidos sanos.

Será cuestión de tiempo comprobar si, finalmente, el progreso se abre camino.